Nachmorg

Dienstag, August 16, 2005

Hirsekroketten

Hace ya cosa de dos semanas, en una de nuestras incursiones a Alcampo de los viernes tras el curro, Aladina y yo nos perdimos una vez más por la seccion de ensaladas envasadas. Allí descubrimos una hermosa bandeja de tofu ideal para dos personas y, tras una breve reflexión sobre un futuro cocinamiento del asunto, la compra compulsiva ganó 2 a 0: decidimos compartir su contenido para innovar nuestras cenas.
De tal suerte que hoy, más de dos semanas después, en nuestra nevera aún reposaba mi taco de tofu, como un alien aterrizado en una selva de verduras. Mi madre, tan innovadora con los productos tradicionales, nunca ha sido gran amiga de los elementos extraños que puedan aparecer por casa traídos por mí del mundo más o menos lejano. Ahí tienes tus comiditas, dice, a ver cuándo las desapareces antes de que caduquen, añade, moviendo curiosamente los dedos con un gesto que indica a las claras que no piensa tocarlas ni con pinzas.
Así que, abocada a cocinar de algún modo ese trozo de queso de soja insípido –sí, lo reconozco, ahí radica el arte de prepararlo de manera deliciosa-, me dispuse presta a buscar alguna receta interesante. La que más me convenció fue la de estas croquetas de mijo y tofu, que pongo a vuestra disposición con la generosidad que me caracteriza. Si lo pensáis bien, hoy es un gran día para hacerse vegetariano, jejejeje...

Necesitamos:
200 gramos de mijo.
100 gramos de tofu.
1 calabacín picado

Y esto es lo que hay que hacer:
Cocemos el mijo en un recipiente tapado durante media hora con agua y sal. A los veinte minutos de cocción agregamos los calabacines picados. Esperamos que hierva de nuevo y dejamos cocer a fuego lento diez minutos más. Cuando está cocinado se aplasta el mijo junto con los calabacines en un recipiente aparte, y después se añaden el tofu y se remueve hasta conseguir una masa espesa. Una vez fría la masa, hacemos las croquetas manualmente. Estas croquetas las introducimos en una sartén caliente y ligeramente engrasada con aceite de oliva, en la que se van friendo hasta que se doren.

Esta noche he preparado tan sólo la masa base; mañana espero pasar a la fase2 y dar forma a las croquetas. Pero de momento, un breve inciso: si a alguno de mis escasos pero fieles lectores se le cruza el cable y se atreve a llevar a la práctica la receta arriba indicada, tenga presente que la pinta del engrudo resultante no es de lo más apetecible. Eso sí, recordad que el aspecto desafortunado no implica que el sabor no sea de lujo. Se trata de una masa blanquecina con trazas verde claro (calabacín) y blanco roto (tofu), llegando ser además una cantidad considerable –a pesar de que las medidas están reducidas a la mitad respecto a la receta original, con total seguridad pensada para un regimiento entero-, de modo que me estoy planteando compartir el monstruo con familia y vecindario.

Si alguien quiere probar, pásese con tupper propio; se reparten croquetas gratis hasta fin de existencias.

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Montag, August 15, 2005

Feiertag

Por fortuna desenchufaron la orquesta a las dos de la madrugada; si no, no sólo no habría pegado ojo, sino que debería haber sido tratada de urgencia por la úlcera generada por la música de la ira, subproducto de ese camión-fanfarria desplegado en Begoña cual casita de pin-y-pon en tamaño gigante.
Los despertares de día de fiesta laborable son siempre silenciosos; una abre los ojos a una ciudad resacosa, dormida no con placidez, sino por imperante necesidad de reposo y desconexión de los excesos cometidos. Y así fue este amanecer de lunes, de calles desoladas, de rastrojos de la noche anterior, de desayuno de chocolate y churros en la terraza de la plaza Europa, de parejas dormidas en coches, de autopista vacía, de oficina abandonada.
Desde que tengo uso adulto de razón he dicho, y probablemente –a pesar de o incluso más bien debido a su poca originalidad- lo convierta en una máxima de mi identidad como gijonesa, que el día 15 se acaba el verano. Es muy posible que cada año lo corrobore con la misma intensidad y tan sólo mi mala memoria haga que crea que es el último aquél en que más claro lo he tenido; o quizás en efecto haya sido éste cuando la brisa otoñal más a bocajarro me ha confirmado que mi tesis es un veredicto fiel del cambio estacional en mi ciudad. Lo cierto es que al bajarme hoy del coche me ha pillado por sorpresa, pese a todo, ese hálito de melancolía que trae consigo el aire con olor a otoño que enreda con su baile los rayos cada vez más blancos de sol.
A pesar de ser ya tarde avanzada, la calma de la mañana seguía suspendida en las calles; se respiraba la pereza y la remolonería del día grande, la tranquilidad de las terrazas, la languidez estival de un día soleado. Mi Gijón se recupera, pensé; coge fuerzas para quemar el último cartucho. Y por algún extraño motivo, no pude más que mirar con tristeza a mi gente, viendo cernirse sobre ellos la terrible muerte de este verano.



La muerte del verano, cerniéndose peligrosamente sobre Gijón

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Freitag, August 12, 2005

Im Nachtwald

Quisiera decretar el estado de excepción, desterrar al sol de mi tierra, declarar la noche eterna, aclamar a la luna como reina absoluta del mundo conocido. En este mi tiempo detenido, mi mansión de negro y plata, mi escondite protegido, mi territorio sometido, mi bosque mágico, la tenue brisa briza las flores horarias, las leonas juegan con mitones de leopardo para protegerse las garras pintadas de fucsia y los gorriones surcan los sueños en vuelo acrobático. Mis pisadas son silenciosas y mi camisón tan transparente que a través de él se divisa no mi cuerpo sino el bosque tras de mí; sólo alma y corazón cruzo ingrávida entre los árboles y acaricio las cortezas rugosas hundiendo mis manos en la oscuridad de los troncos. Las estrellas parpadean enojadas y acaban cerrando los ojos a mi sonrisa. Único farol, mi luna lunera me muestra la laguna escondida tras un recodo, un tentador plato hondo de mercurio, el sueño de toda ninfa golosa. En cuanto deslizo un pie en el agua, empero, noto de mis dedos brotar las raíces de mi nuevo ser; sin éxito trato de escapar alargando mis brazos hacia tierra firme, ya tornados en verde, luciendo una tímida hoja reluciente en la muñeca. Árbol translúcido en torsión dolorosa, sorprendida por la inmovilidad en plena carrera suplicante, sólo me queda esperar la ruptura de mi paréntesis nocturno. Y en algún momento, cuando las fuerzas del astro rey venzan mi débil resistencia agotada, sus tropas doradas barrerán de nuevo la oscuridad y me despojarán de las cadenas que me aprisionan. Volveré a herirme los pies al tratar de salir del bosque; me perderé sin reconocer el camino de vuelta, cegada por la luz intensa, y desearé morir atravesada por la flecha perdida de algún elfo silvano antes que sufrir la humillación de salir del bosque y enfrentarme al pleno centro de la ciudad en hora punta en camisón.


...sólo alma y corazón cruzo ingrávida entre los árboles...

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Samstag, August 06, 2005

Kontostand

A un día del retorno de la familia y aprovechando el descanso siestero, ha llegado hora de hacer balance:

· personas en casa: 1 –y entera-
· sueño: 35h
· días en que me he dormido: 1; de los cuales, con consecuencias trágicas: 0
· fugas de gas: 0
· inundaciones: 0
· explosiones de barriles de sidra: 1
· fotos del desastre: 0
· ensaladas de supervivencia: 2
· incursiones en casas ajenas: 8
· libros leídos: 0
· minutos de agua marina: 85
· horas de emisión: 12
· cartas recibidas: 3; de las cuales, personales: 0
· metamorfosis experimentadas: 8
· gastos en comida: 3,45 €
· lesiones: rodillas machacadas, muslo izquierdo deseando amoratarse, empeine raspado
· regalos recibidos: 16
· hornadas de muffins: 1

· saldo de la cuenta K: 8.000 en el pasivo
· saldo de la cuenta M: 12 en el activo
· saldo de la cuenta B: 1 en el pasivo



· saldo de la cuenta M: 12 en el activo

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Montag, August 01, 2005

The bigger I laugh, the higher I fly

Después de un fin de semana de reposo y reclusión absolutas, la semana ha comenzado y se ha truncado de la manera más hermosa e inaudita posible. Cuando al fin, tras casi un mes de rondarme en sueños, el gorrión que sobrevuela mi habitación de noche y se cobija en la caja del ordenador de día, se decide a tomar la más suave de sus plumas y hacerme cosquillas en los pies, me veo arrebatada de la inminente risa por un despertador, no precisamente el mío. En el reinado particular que disfrutaré hasta el domingo aún tengo que luchar contra las fuerzas enemigas: mi padre se ha dejado el despertador puesto para las 5:30 de la mañana, probablemente con la mejor de las intenciones, esto es, que no me duerma y llegue a tiempo al trabajo. Gracias, papá, yo también te adoro; eres la luz que ilumina mis lunes, la voz de la conciencia en mi oído al levantarme, mi astronauta preferido.
Es maravilloso cruzar la casa en un vuelo y no chocar con nadie, dejar una toalla en el lugar equivocado y saber que cuando vuelvas la podrás colocar en su sitio antes de que nadie te diga que lo hagas. No tan maravilloso es descubrir que la familia se ha largado y tienes una bolsa de basura llena en el cubo, que ayer no te percataste de su miserable existencia, y que como la dejes donde está, a tu vuelta del curro tu cocina va a estar invadida por una legión de mosquitos asesinos devoradores de cáscaras de melón. Si además de la prisa tienes mala suerte, cuando cojas la bolsa verás que pinga y ha dejado un hermoso charco de jugos orgánicos en el fondo del cubo de la basura, caldo de cultivo para más animales indeseables. Así pues, qué remedio te queda más que asumir con resignación que hagas lo que hagas, los mosquitos serán tus compañeros de piso durante una temporada.
La vuelta al hogar de la rodríguez es tranquila, exenta de la curiosidad vespertina de tratar de adivinar, justo antes de girar la llave, quién estará en casa. Sin embargo, en mi caso, incluso este retorno a casa mantiene su punto de emoción: la patrulla welil no descansa, siempre tratando de cuidar de una, así que hoy la sorpresa es un plato con una bonita selección de fruta sobre la mesa. Yoyi, pone en un sobre. Gracias Ayis, sois lo mejor.
Y por fin repaso: cenada, sí; cocina recogida, hmmm, no del todo; gas apagado, sí; puerta con llave, sí; teléfono a mano, sí; alpiste en un plato para posibles visitas, sí; persianas bajadas, sí; buzón vacío de correo, sí; llamada pertinente a los welos para que puedan dormir tranquilos, sí; confirmación de que la familia ha sobrevivido al primer día de vacaciones, sí; llamada de nuevo a los welos para que puedan no sólo pegar ojo, sino también descansar después de haber recibido confirmación de que la familia ha sobrevivido al primer día de vacaciones, sí; despertador de papá apagado para siempre para que no pueda volver a sonar más a horas inhumanas, sí;

...ojos cerrados y abrazos a toda la gente que quiero que no está a mano, sí.


...alpiste en un plato para posibles visitas, sí

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