Nachmorg

Montag, Juni 04, 2007

juni oder so

por mi ciudad pasean cerdos negros y peludos por la calle, olfatean las ruedas de los coches con su naricilla fruncida como un chucho cualquiera, y mueven la cola con alegría. en la noche se recogen los cerditos a su jergón mullido y salen los babosos, las serpientes emplumadas, las chirigotas de carnaval, los noctámbulos, las borrachas, los putones verbeneros, las rubias locas, los vampiros… todos en busca de presa, se ponen los colmillos de fin de semana, esconden las garras tras la espalda o las tienden a todo bicho viviente con ojos vidriosos de gula y los sentidos embotados de estímulos. en mitad de la jungla la vida es ruin y sin sentido, las alimañas llenan hasta el rincón más recóndito: se extienden, embisten, pisotean, empujan, clavan sus pezuñas en su marcha hacia ningún sitio. así es la ley, nadie se salva de cumplirla; todos han de respetar el ritual sin falta, incluso yo cuando cometo el error de traspasar las fronteras del territorio de la noche y me veo arrastrada por la jauría y sólo puedo concentrarme en no perder el equilibrio, en aguantar, en resistir hasta que los míos lleguen. y por suerte mi ejército de alas de marfil y botas de musgo no me olvida, me sigue desde el aire y siente las huellas de mis pies en la tierra, y me envía visiones en b&n de una banda en traje bailando ska.

y aunque ya es junio y aunque no lo parezca y lleve aún botas de invierno y me arrebuje en mi cazadora, cuando enciendo los altavoces se me llena la boca de verano y las flores horarias hunden sus raíces en mi estómago y florecen en mi pecho y me brota rocío entre las pestañas que casi parece que estoy llorando de felicidad.